Nuestro planeta es nuestro hogar, un hogar que no hemos cuidado, igual que muchas veces no nos cuidamos a nosotros mismos.
La sostenibilidad es el motor que precisa el mundo para que todos salgamos ganando. Ser sostenible implica que con nuestros actos no comprometemos la capacidad futura de la tierra de renovar sus recursos para volvernos a nutrir en el futuro. No solo, sostenibilidad es evidentemente cuidar los temas medioambientales, sin olvidarnos de los sociales, entendiendo que no podemos olvidarnos del aspecto económico, para que la conjunción de todo permita que las tres áreas mencionadas sean viables a la vez.
Si quieres ser sostenible mira cómo tú puedes aportar, quizás es consumiendo de modo responsable, ahorrando todo lo que puedas, y sobre todo contribuyendo al mundo con tu Amor. Pensamos a menudo que el Amor no tiene nada que ver con la sostenibilidad, y sin embargo el núcleo de toda acción sostenible se enracima precisamente en nuestra dimensión amorosa. Ver esta conexión no es sencilla, sobre todo en un momento donde la palabra Amor es casi un tabú hablar de ella y se ha prostituido de muchas maneras. La realidad es que no conocemos en toda su amplitud lo que significa. Solo el Amor puede conducir al ser humano a que los desafíos del mundo terminen en buen puerto.