Agradecimientos

Mi jefe y amigo, Jesús Abio, me enseñó muchas cosas. No cabe duda de que fue un maestro, una persona que me inspiró a ser mejor cada día. De él aprendí tantas cosas que es difícil nombrarlas todas.

He de decir que él es también el pilar de esta Fundación. La idea la pensamos juntos, y él fundó poco antes de morir la Fundación Abio que por azares del destino no pudo prosperar, pero su idea fue rescatada a través de la Fundación Soysol, para recoger en ésta última los fines fundacionales de la primera. Es verdad que la Fundación Abio no prosperó porque en realidad la mayoría de sus patronos no tenían intención de invertir energía en el proyecto, y surgieron entre ellos situaciones que hacían inviables trabajar juntos, pero lo que está claro es que es el cimiento de la Fundación Soysol.

Quisiera decir muchas cosas de Jesús Abio, pero lo que más me gustaba de él es que confiaba en las personas profundamente, en que sabía disfrutar de la vida aunque trabajaba mucho, que trataba a todo mundo de manera muy humana y cercana sin sentirse nunca superior a nadie, que era abierto a las diferencias culturales y las respetaba, y que a pesar de los errores que pudo haber cometido, supo descubrir que el Amor es al final lo único importante. Quiso antes de morir, que su dinero sirviera a los propósitos de este proyecto; sin embargo, los egoísmos impidieron que eso fuese realizado, pero confiamos que la vida coloque todo en su sitio, y que ese dinero termine haciendo bien a la gente como él quería. Jesús Abio me apoyó de muchas maneras y pude contar con él de manera incondicional en diversas situaciones. Siempre me ayudó y me tendió una mano cuando lo necesité, y su confianza me hizo ser grande, aunque a menudo me sentía pequeña. Gracias Jesús. Espero un día volverte a encontrar en el cielo o en la tierra, donde sea que Dios nos destine a volvernos a ver.

Pilar Novoa – Fundadora de Soysol