Cuidando la vida y el planeta

Cómo seguir en pie, aunque la vida duela

Hemos todos vivido no hace mucho una pandemia. Cada uno la vivió a su manera. Unos se encerraron para llorar, y otros para disfrutar. Una misma situación se vivió de modo muy distinto por unos y otros. La verdad es que la vida funciona siempre así. Ante determinadas situaciones algunos sufrimos mucho, mientras que otros no. Y la clave como siempre no es tanto lo que nos pasa, aunque a veces sí, sino cómo vivimos lo que nos está sucediendo. Para ser clara, todos tenemos los recursos para reponernos de la adversidad, pero no todos los hemos descubierto. La clave no está en que yo pueda experimentar algo, la clave está en que yo pueda de verdad rescatar dentro de mi qué de lo que siento me indica que debo parar un poco o continuar. Escuchar lo que sentimos es realmente lo más importante. Si no escuchamos nuestro interior estaremos a la deriva, dando bandazos, cambiando de opinión constantemente, temiendo los cambios, resistiéndonos a abrir el corazón, todo ello porque tememos perder nuestra zona de confort.

La guerra que Ucrania quiere mantener y Putin desea acabar.

Creerás que lo que escribo como título es una insensatez, una barbaridad, un sacrilegio, una difamación severa, pues no. Esta es la verdad que si lees atento hasta el final descubrirás. Empiezo primero contándote cómo todos esperamos que sea la vida la que nos dé a nuestro antojo, para que después con un simple y sencillo ejemplo personal descubras de qué está hecha en realidad la guerra entre Ucrania y Rusia, y de cómo entre todos podemos detenerla. No cabe duda de que solo un pacto amistoso mediado por alguien que esté a satisfacción de ambas partes será la solución a dejar de matarnos, porque nos matan un poco cada día a todos, y ya estamos todos involucrados en esto a nivel mundial, de una manera o de otra. Si quieres que la guerra acabe, es preciso que acabemos con la guerra dentro de nosotros mismos, de lo contrario nada funcionará.