Si fuéramos culpables de todo lo que sucede, simplemente no podríamos dormir en paz nunca. A veces las personas no duermen bien porque se culpabilizan por algo que a su vez no quieren admitir que en el fondo no han hecho muy correctamente. Lo ideal en ese caso, es simplemente aceptar que nadie es perfecto, que me equivoqué en algo y asumir la responsabilidad de mis actos sin culpabilizarme.
Amar a alguien distinto de la persona que nos acompaña en la vida no debería generar culpabilidad; sin embargo, en la mayoría de esas situaciones se experimenta.

Si quieres perdonarte por amar a otra persona, quizás debas examinar si tu problema es que simplemente quieres complacer.

Si te sientes culpable por no corresponder totalmente lo que alguien demanda, tu problema es en realidad la falta de asertividad y de congruencia entre tus actos y lo que sientes.
La mayoría de los sentimientos de culpabilidad cuando se está amando provienen de no poder satisfacer los deseos de otra persona que se supone tiene un derecho sobre ti por algún motivo. Quizás es tu pareja, tu madre, o simplemente una persona que se supone te ama mucho y no puedes corresponder en lo que te pide. Si es así, la raíz de tu mal en realidad no es la culpa, aunque te sientas culpable. La raíz de tu mal es que no eres asertivo, que no eres congruente con lo que sientes, cuando en realidad actuar consistentemente con lo que sientes es en definitiva lo que de verdad debe ser prioritario en tu vida.
A veces se intenta rehuir de la verdad, y en vez de admitir que has dejado de amar y afrontar con la verdad la situación, la complicas simulando cosas irreales y absurdas.

Cuando realmente ya no quieres estar con alguien debes permitirte actuar en consecuencia, porque hacer lo contrario a lo que sientes es la hecatombe segura.
Si quieres que la gente sobreviva a una hecatombe solo dile que no haga lo que “tiene” que hacer, sino que haga lo que “siente” interiormente hacer, ya que la hecatombe segura es hacer lo contrario de lo que sientes. Eso sí sería un gran error, pero claro, las personas que acompañan a quien ya no los aman, intentan también culpabilizar sibilinamente a éstos últimos para controlar sus actuaciones, para que no sean libres y tomen las decisiones que todo su Ser les empuja a tomar.
Para saber si es desamor lo que te sucede, pregúntate si la otra persona alguna vez te ha amado en mayúsculas, o si quizás de modo poco transparente lleva tiempo dañándote.

Claro que puedes no desear estar al lado de alguien, y la causa no sea su desamor, sino que quizás tú nunca la amaste.
Claro que no siempre el desamor viene por falta de amor, puede venir por miles de motivos, pero llega un día que algo se rompe y se empieza a desear conocer otra persona, y entonces caigo sin querer en un enamoramiento más o menos consumado, que me pone contra las cuerdas, y me obliga a tomar decisiones que no quería, pero que en realidad es posible que fuesen necesarias desde hace mucho tiempo, aunque no lo he querido ver de frente porque sé que las consecuencias, de por ejemplo una separación, son muy complicadas, y nadie quiere asumir esa carga.
Si amando a tu pareja has sido acusado de no amar bien, y tras reflexionarlo observas que no es verdad, pregúntate si quien expresa la queja sea quien realmente no ama y quiere con poder comprar tu voluntad.

Es frecuente que las mujeres que se quejan de falta de amor, no solo no amen, sino que quieran recibir lo que ellas no dan ni en un grado mínimo.
La mayoría de las mujeres que reprochan constantemente en realidad no aman a su pareja, quieren una maquina que les sirva, no un ser humano autentico con su propia originalidad, a quien deben respetar. Se quejan permanentemente de cuando no se les sirve como ellas añoran, y en realidad lo que sucede es que son ellas las que no dan lo suficiente, sino que quieren recibir todo y dar poco.
Las mujeres que se quejan de desamor a menudo dan muy poco amor sincero, incluso aunque sean muy eficientes con los menesteres del hogar.

Si crees que realmente das tanto, es posible que en el fondo sientas que eres merecedora de todo, cuando en realidad no das lo más profundo de ti, sino que haces lo que se te antoja necesario para demostrar tu supremacía sobre la otra persona.
La gente que cree que ama tanto y no ama son profesionales en culpabilizar al otro. Se creen superiores en un grado, y merecedoras de lo mejor, pero al revés dan raquíticamente. Eso sí, creen que lo dan todo, lo magnifican todo lo que hacen, y se enorgullecen de que dan tanto que nadie las podría igualar, y sin embargo las personas sometidas a su reinado tienen que asumir su preponderancia en todo, su razón egoísta en todo, su opinión sabelotodo en todo, sin hacer un ápice por intentar calmar la situación que se desencadenó la primera vez que fue recriminado.
Para ser feliz es necesario dar auténticamente y complacer de vez en cuando al otro, aunque a ti no te apetezca en el fondo, y hacerlo varias veces, no solo excepcionalmente.

Si has amado de verdad debes complacer bastante al otro, y si no lo haces y el otro controla, te sentirás culpable de no conceder, pero es preciso parar de hacer eso, o sino tu amor tarde o temprano morirá.
Las personas que aman no saben decir que no a la persona amada, porque les genera gran culpabilidad, y esa es la pescadilla que se muerde la cola. No quieren dejar de amar, pero haciendo eso, terminaran por dejar de querer a la otra persona. Nadie puede amar indefinidamente a otro cuando debe siempre someterse a la voluntad de éste. Nadie puede comprometerse de por vida con alguien tan egoísta que quiere que solo se haga siempre según su única voluntad, y ser solo condescendiente cuando en el fondo se comparte el deseo. Ese es el tema. Ser complaciente cuando es coincidente con mi deseo es muy sencillo, lo difícil es serlo cuando no hay coincidencia de pareceres o de voluntades.
Si habiendo dañado al otro con la queja permanente y la inducción a sentirse culpable, quieres recuperar su amor, comienza una temporada a ceder tú y mira a ver si hay reparación.

Si crees que es dejando siempre que el otro se salga con la suya como la paz reinará, la situación se complicará hasta que termine en engaño o ruptura, por eso pon los limites antes y quita a la reina de su trono, y empodérate tú de vez en cuando.
Ahora bien, si eres la persona que ha sufrido este tipo de maltrato, has de saber que lo que tienes que hacer es hablar claramente e imponer tu voluntad, duela o patalee la otra persona, y si a pesar de eso, la cosa se complica, difícilmente podrás seguirla queriendo por muchos años, sin que algo se rompa en ti, o no termines buscando fuera de tu relación el amor que ya no recibes, y que quizás te ha sido entregado a cuenta gotas, porque tenías que estar sometido al reinado de quien es tan perfecta y todo lo sabe y hace bien, porque no solo es casi santa, sino que te ha hecho sentir que si no se hace su voluntad, tú estás haciendo un gran error en tu vida.
Las personas que exigen un amor que no saben dar y que se sienten moralmente superiores no aceptarán esta crítica jamás y de recibirla entrarían en shock.

Quien se victimiza para comprar voluntades, usa el chantaje repetidamente, puede ser llanto o gritos o las dos cosas, pero rehúsan a ceder en su sentido de sentirse merecedoras de todo.
La lucha de poder en las relaciones es algo tan desconocido, que no siempre se ve fácil cómo controla quien desde el poder se victimiza, para conseguir comprar voluntades. Así es la cuestión, se compra la voluntad del otro en nombre de una honorabilidad que está muy entre dicho, por mucho que a este tipo de personas les pese. Y claro, saber su verdad es algo que difícilmente querrán aceptar. Huirán a toda prisa de cualquier señalamiento en esa dirección, y se martirizaran, y sabotearan, y se tiraran por los suelos, y querrán, una vez más comprar tu voluntad, en nombre de un amor que no están dando de verdad.
La persona que desde una honorabilidad se siente superior, cree que su perfección particular es la única válida e imponen su esquema a sabiendas de que no son perfectas, y esto ocurre no solo en una relación de pareja sino en otras también.

Si quieres que la relación fluya no impongas tu voluntad. Si eres torturado sin que se vea fácilmente, pide ayuda profesional para salir de allí.
Así está el mundo, en donde las relaciones de amor no fluyen, porque se convierten en luchas de poder, para someter al otro a su voluntad, y cuando eso se realiza abiertamente, es muy fácil defenderse, pero cuando se realiza sibilinamente, desde creerte moralmente superior, es muy difícil combatirlo, porque la culpabilidad que este tipo de personas te empuja a sentir, te quema la piel hasta el grado que no hay nada que hacer más que someterse. Y luego nos sorprendemos que la gente sea infiel, o que se separe, cuando la relación está basada en un enganche para que el otro me sirva.
No hay aquí una copia de ninguna relación, si algo coincide es solo casualidad, ya que no existe ninguna relación aquí descrita, sino la explicación de un patrón de comportamiento socialmente más extendido de lo que creemos.
