Cómo ser feliz un día de verano sin planes
Estamos en pleno verano, con mi familia y amigos de vacaciones, y yo estoy aquí, en mi casa, escribiendo un libro. Sin embargo, sé que no he hecho más que empezar la faena y ya quiero diversión. Tengo ganas de salir, de quedar, de disfrutar del buen tiempo, pero ese libro no quiero hacerlo esperar y he decidido dedicar el mes de agosto a él. Solo quedan tres días para que empiece agosto y ya me voy dando cuenta que decidir escribir tiene unas ventajas grandes porque me encanta dar a conocer lo que me sopla el corazón, pero por otro lado pierdo cosas que no estarían nada mal gozar. Así es la vida, llena de momentos, y cada uno tiene sus aspectos positivos y negativos. Si nos empeñamos, podemos ver algo que enturbia los mejores momentos, y al revés, podemos encontrar lo mejor en medio de la adversidad. Siempre que elegimos algo estamos diciendo que no a un montón de cosas, pero a la vez aprender a conformarnos con lo que llega y estar abiertos a que la vida nos sorprenda de múltiples maneras es un modo de vivir que nos regala siempre experiencias con las que crecer.